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La dialéctica del liderazgo educacional: Una herramienta para el profesor (página 2)



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El enfoque anterior es válido si partimos de la
comunidad en
su concepción más amplia. Si por el contrario lo
enfocamos en su dimensión más estrecha, que nos
acerque al barrio, la zona residencial, el batey, entonces estos
criterios pueden tener la lectura
siguiente: la escuela es la
institución social encargada de organizar, dirigir y
ejecutar los procesos
educacionales que garanticen el desarrollo de
la sociedad.

Estos procesos, por su complejidad, los elementos que
participan y la profundidad de sus interrelaciones, sólo
podrá llevarse a cabo si la escuela, poseedora de las
condiciones materiales,
técnicas, metodológicas y
científicas, es capaz de lograr que los integrantes de la
comunidad no
solo la sigan, sino que la vean como un medio para lograr sus
propios deseos, aspiraciones y necesidades, es decir, la vean
como un líder.

El poder y la
autoridad moral de la escuela, constituyen elementos claves para
su influencia sobre la comunidad

Un elemento que ha distorsionado el liderazgo de
la escuela es que en determinados lugares y circunstancias, la
comunidad ha contado con el poder y la
autoridad
necesaria para destinar determinados recursos
financieros, materiales y humanos al proceso de
transformación de las condiciones de vida de la población en ocasiones a partir de la
creación,. Ampliación o apoyo a la escuela. Esto ha
fortalecido el criterio de que estos recursos son indispensables
y por tanto, si la escuela no los posee no puede ocupar el papel
rector en este proceso.

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el poder oficial y la
autoridad formal que posee la comunidad, a través de sus
instituciones
administrativas, por sí solo no le otorgan la
condición de líder, porque la fuente fundamental
del liderazgo y quien le da origen es la autoridad moral, que
solo puede obtenerse a través del trabajo que se
lleve a cabo y por el prestigio que se alcance durante la
ejecución del mismo.

A pesar de que la comunidad puede trabajar con seriedad y
alcanzar la autoridad moral que se necesita para ser
líder, y aunque esto ha sucedido en situaciones concretas,
no deben quedar dudas de que la autoridad del conocimiento,
es decir, el poder que surge de la información que se tiene sobre una
situación específica, es más fácil de
adquirir por la escuela, por poseer los recursos técnicos,
metodológicos, científicos y humanos, así
como la experiencia para conducir a los ciudadanos hacia el logro
de los objetivos
deseados.

Por otra parte es universalmente reconocido que el liderazgo
no se alcanza solamente por una designación oficial. Para
ser líder de un proceso se necesita además del
poder formal, el reconocimiento y aceptación de los
grupos de
personas que participan de forma conjunta en la búsqueda
de un objetivo. En
este sentido el reconocimiento por parte de padres, familiares y
otros miembros de la comunidad a la labor desarrollada por el
maestro en los últimos años en función
del desarrollo de la comunidad evidencian cierto nivel de
aceptación del papel de la escuela, creando las
condiciones para el reconocimiento de su liderazgo.

A pesar del poder y autoridad formal de la comunidad y la
ausencia de estos en muchas escuelas, el papel del maestro ha
sido superior hacia el desarrollo de la comunidad que la
aportación que la comunidad ha hecho al desarrollo de la
escuela.

No obstante, la materialización de este accionar en
logros concretos es aún muy limitada, porque en la
práctica la autoridad moral, por su dinamismo y
complejidad es un camino difícil para alcanzar el nivel de
influencia de la escuela sobre la comunidad con la eficiencia
necesaria, lo que ha contribuido a confundir el rol de la escuela
y su importancia.

La capacidad de
la escuela para transformar la comunidad es una condición
indispensable para su liderazgo

Todas estas reflexiones deben conducir a reconocer como
criterio lógico, el de la escuela como líder en el
proceso de interacción escuela-comunidad,
conclusión que evidentemente no basta para garantizar
la
organización, movilización y
concentración de los recursos, vías, métodos y
energía necesarios para lograr un cambio
favorable en la situación actual.

También puede resultar importante considerar algunas
precisiones teóricas que han existido con el propio
concepto de
líder. Durante los últimos años el liderazgo
tanto de personas como de instituciones ha sido reconocido,
estudiado e investigado de diversas formas. Los autores que han
abordado el tema han reconocido la existencia de múltiples
estilos y enfoques de liderazgo y múltiples son los
ejemplos de quienes en determinadas condiciones concretas han
utilizado diferentes métodos para alcanzar sus
objetivos.

Una parte importante de los estudiosos del tema, coinciden en
que en la época actual, no basta con ser líder, se
necesita una institución capaz de diseñar una
perspectiva de un futuro deseado por todos los participantes en
el proceso, organizarla y hacerla realidad, es decir, se necesita
una institución que esté en condiciones de
convertirse en lo que se conoce como líder
transformacional.

Por otra parte el mundo de hoy, caracterizado por la pobreza, la
desigualdad y la
globalización requiere que las escuelas enfrenten la
situación con un enfoque objetivo de la realidad, que
sirva de punto de partida para definir las acciones
presentes y las proyecciones futuras, con un fundamento basado en
las concepciones gerenciales, actuales de la planeación
estratégica, vía eficaz de alcanzar un futuro no
solo posible, sino además deseado.

Para ello, cada escuela debe comenzar por profundizar en el
estudio de su surgimiento y desarrollo. Debe lograrse que los
estudiantes, profesores y el resto de los trabajadores conozcan
la historia de la
institución, tengan claridad de cómo llegó
al estado actual
y qué elementos sustentan sus éxitos y fracasos
pasados.

Todos deben entender que los esfuerzos por romper las barreras
que limitan el incremento de las acciones de la escuela a favor
del desarrollo de la comunidad no es tarea solo de hoy. Fue una
tarea de nuestros padres, de los maestros y estudiantes que nos
antecedieron, los que las desarrollaron en más
difíciles condiciones. Pero además, será una
tarea de nuestros hijos, de los maestros y estudiantes que nos
sucederán, a quienes tenemos el deber de entregarle el
proceso con nuestra parte cumplida.

Solo así podremos lograr que todos nos sintamos
comprometidos con la situación actual. Solo así
lograremos que todos comprendan que esta es tarea de todos y para
todos. El compromiso de todos los participantes en el proceso y
el sentido de pertenencia hacia lo que tenemos y lo que hacemos
constituyen condiciones necesarias para un verdadero proceso de
transformación de la sociedad.

Actuar con pensamiento
estratégico implica también identificar
analogías, diferencias y antecedentes en instituciones
similares que puedan ayudar a evaluar una situación
específica actual. Debe entenderse que los problemas en
una escuela o en una comunidad pueden ser comunes a muchos y por
tanto, muchas soluciones,
vías, métodos y forma de enfrentarlos pueden ser
los mismos, y podremos aplicarlos siempre y cuando seamos capaces
de entender y diferenciar las similitudes y particularidades.

Contrarrestar las
limitaciones actuales es el punto de partida para toda escuela
que aspire a alcanzar el liderazgo
institucional

Al margen de las especificidades que puedan estar presentes en
cada escuela o comunidad, existen elementos que de forma general
están siendo enfocados como limitaciones actuales del
proceso de apertura de la escuela a la comunidad y que han
contribuido a que muchas escuelas no hayan logrado materializar
el necesario papel de líder en su interacción con
la comunidad.

Entre las principales limitaciones pueden considerarse las
siguientes:

  • La dimensión territorial de la comunidad, que en la
    mayoría no permiten precisar el alcance real de la
    acción comunitaria de la escuela. Generalmente no hay
    correspondencia biunívoca de una escuela con un
    barrio, zona residencial, etc., ni viceversa.

  • La falta de coincidencia de intereses entre distintas
    escuelas e instituciones de la comunidad, lo que se hace
    más crítico por las diferentes condiciones en
    que se desempeñan las escuelas y el desigual
    desarrollo de las comunidades donde están
    enclavadas.

  • El bajo nivel de reconocimiento y concientización
    por parte de maestros, funcionarios, alumnos, familiares y
    otros miembros de la comunidad, del verdadero papel de la
    escuela y sus vías de interacción con la
    comunidad.

  • La utilización de estilos autoritarios de
    administración en las escuelas y otros niveles del
    sistema educacional, destacándose una muy limitada
    área de participación para profesores,
    estudiantes, familiares y otros miembros de la comunidad.

  • La falta de preparación de padres, familiares y
    otros elementos de la comunidad para apoyar a la escuela.

Conclusiones

Reconocer hasta donde estas limitaciones están
influyendo en cada escuela es el punto de partida para cada caso
en particular. Desarrollar acciones serias para contrarrestarlas
es la dirección inevitable del trabajo presente y
futuro.

Sólo después de esto, se podrá pasar a
precisar nuestras particularidades y organizar las acciones que
nos permitan elaborar proyectos de
dirección estratégica encaminados a que la escuela
cumpla en todos los órdenes su misión
social y pueda realmente jugar el papel de líder que le
corresponde en la formación del ciudadano.

Debemos crear todas las condiciones para que la escuela, en
interacción con la comunidad, garantice la
formación y el desarrollo del ciudadano que requiere
nuestro pueblo.

Bibliografía

  • 1. Arés Muzio, Patricia: Conferencia Familia y
    Sociedad. Evento Comunidad, Universidad de La Habana, 1994
    (Material Mimeografiado)

  • 2. Arias Herrera H : La Comunidad y su Estudio.
    Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1995.

  • 3. Burke Beltrán, María Teresa:
    ¿De quién es la responsabilidad, de la escuela
    o la familia? Editorial Pueblo y Educación, La Habana,
    1988.

  • 4. Calvey Hernández, Silvio: Problemas de
    dirección, sobre técnicas de dirección y
    estilos de dirección. Centro Coordinador de
    dirección científica-técnicas para
    dirigentes del Estado. La Habana. 1989.

  • 5. González Rey, Fernando: Conferencia
    Magistral "La orientación en el proceso de desarrollo
    comunitario y familiar". Taller sobre orientación
    familiar y trabajo comunitario. Palacio de Convenciones 21-24
    de Junio de 1994.

  • 6. Manzano Guzmán, Roberto y Juana R. Morales:
    La Dirección de la Escuela. Reto hoy y siempre. 1996.
    (Documento previsto para impresión).

  • 7. Torres Pons, Ivonne: Función de
    dirección, regulación o mando. Liderazgo.
    Instituto del Comercio Exterior. La Habana. Enero de
    1999.

 

 

 

Autor:

MSc. MiriamGainzaGainza.

MSc. César Juan Puente Garzón

Universidad Pedagógica Frank Pais
García

Santiago de Cuba

2009

Partes: 1, 2
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